La pandemia ha hecho que la revolución digital se extienda de dos formas completamente distintas según el territorio. Hablamos de las zonas urbanas, donde se asientan con fuerza las smart cities con innovaciones 5G, el Big Data, la Inteligencia Artificial (IA) o el Internet de las Cosas (IoT). En cambio, en el ámbito rural la revolución ha sido bien distinta: se prioriza la conectividad, ni siquiera conseguida en muchas zonas, así como la alfabetización digital. 

 

Hay que recordar que en las zonas rurales es más grande el volumen de población envejecida, y por lo tanto, menos cercana a las nuevas tecnologías. Formar a la población en digitalización y mejorar sus conexiones es una apuesta de futuro para luchar contra la despoblación y mejorar la calidad de vida de todas y todos. 

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