Si hay una herramienta o aplicación que se ha hecho protagonista durante esta pandemia, son las videollamadas. Se han utilizado sobre todo durante los 99 días de cuarentena, o por aquellas y aquellos que han tenido que aislarse para infectarse con la Covid-19. Sin lugar a dudas, ha permitido que las personas se mantuviesen unidas a pesar de las distancias.

Pero esta experiencia ha sido mejor o peor según el área de residencia. Un claro ejemplo es el interior de Castelló, que hace patente la desigualdad entre territorios. En el Informe 2020 de esta Cátedra se habló con personas muy interesantes, que afirmaban cómo durante una videollamadas algunos miembros residentes en pueblos pequeños se conectaban y desconectaban, o como se colapsaba la antena de la zona por exceso de conexiones.

Por otra parte, las videollamadas y aplicaciones con muchas imágenes, como Instagram, necesitan un mínimo de ancho de banda. Los encuestados hacen alusión a cómo la calidad de ambos baja drásticamente sin el ancho de banda correcto.

En consecuencia, la situación pandémica ha agraviado el descontento de las personas que habitan en un mundo rural y de interior, pero también ha hecho más visible la brecha digital existente en la provincia. 

Puedes ver el informe completo aquí.